sabato 12 dicembre 2009

DERECHOS HUMANOS ¿QUÉ ESTOY HACIENDO?



"Defiende del derecho de todos, el derecho a vivir, el derecho a la instrucción, el derecho de asociación, los derechos de todas las minorías", fueron las palabras del Secretario de Estado Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, en una entrevista para un documental realizado por la cadena árabe Al Jazeera en colaboración con el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.

Como es de conocimiento, en 1948 se da la Declaración Universal de derechos humanos para asegurar que las atrocidades cometidas en la segunda guerra mundial nunca más vuelvan a suceder. En este contexto, el cardenal Bertone, hace bien en resaltar que la Iglesia “defiende el derecho de todos”. Pero, ¿Por qué defender los derechos humanos no obstante ya estén reconocidos?. La respuesta es sencilla, no es suficiente reconocerlos legalmente. Hace falta practicarlos. Son inolvidables las escenas en las que Madre Teresa de Calcuta, con su cándida voz suplicante decía: “ Estamos combatiendo el aborto con la adopción: cuidamos a la madre y adoptamos a su hijo. De ese modo hemos salvado miles de vidas. Hemos enviado comunidades a las clínicas, diciéndoles: "Por favor, no maten al niño, nosotros nos haremos cargo de él". Hoy más que nunca, como la tierra sedienta en el verano, necesitamos ser de este grupo de personas.

Alguno me dirá: claro Madre Teresa de Calcuta siendo religiosa le fue fácil vivir todo eso; pero yo que soy un ciudadano como cualquier otro, se me hace más difícil. Además, se requiere formar parte activa de la Iglesia siendo cura o monja y haber alcanzado una edad adulta. Quieres saber ¿cuál sería mi respuesta? Nada de lo que dices es verdad. Pongo un ejemplo de nuestros días: un joven católico filipino con solo 28 años de edad ha sido elegido héroe del año por la CNN debido a que lidera una iniciativa personal para salvar niños de la delincuencia a través de la educación. Las palabras de Juan Pablo II: "cuando se acepta sin reaccionar la violación de uno cualquiera de los derechos humanos fundamentales, todos los demás están en peligro", invitan a defenderlos siempre.

sabato 5 dicembre 2009

¿SER TRIGO O CIZAÑA?

“Es necesario que nosotros los periodistas dejemos de presumir y aprendamos a ser un poco más sinceros según una medida menos mezquina de lo humano”, había escrito Dino Boffo en su carta de dimisión como director de avvenire y Sat 2000, dirigida al presidente de la Conferencia Episcopal Italiana cardenal Angelo Bagnasco, luego de haber sido víctima de un calumnioso ataque del director de il giornale, Vittorio Feltri. Ahora, luego de tres meses, Vittorio Feltri, reconoce de haber errado: “la reconstrucción de los hechos descrita en la nota informativa, hoy puedo decir, que no corresponden al contenido de las actas procesuales”.

Prácticamente se había presentado una calumnia como noticia. Dino Boffo fue acusado de comportamiento homosexual en términos que no dejaban lugar a duda. Sin embargo, el comportamiento de Boffo viene reconocido digno y coherente de parte de sus jefes de trabajo y de las personas que en su momento supieron reflexionar acerca de la verdadera intención que se encontraba detrás. Finalmente, la verdad una vez más sale a la luz; pero esta vez de labios del propio acusador. Todo fue mentira!. Un aprecio hacia la actitud mostrada durante todo este tiempo por parte del acusador hacia su acusado: “Boffo ha sabido esperar no obstante todo lo que se dijo y se escribió, teniendo una actitud sobria y digna, que no deja de suscitar admiración”.

Como se distingue el día de la noche y el frío del calor, así se distinguen las personas de buena voluntad de las mal intencionadas en toda profesión y ambiente social. Así como no se puede construir un castillo en el aire, es imposible que una persona buena, con una conducta probada – un periodista – se degrade en un instante; esto vale también en sentido contrario. Una persona inmersa en un estilo de vida perverso, a causa de un impulso de bondad (o conveniencia), llegue a ser virtuosa por un solo acto bueno. “El trigo y la cizaña crecerán juntos”, lo había dicho Jesús con sabiduría divina, para advertir que el bien y el mal son inconfundibles. A mí y a ti nos queda ser trigo o cizaña, con el propio estilo de vida haciendo uso de nuestra libertad personal.