sabato 28 novembre 2009

EL PAPA Y LOS ARTISTAS




El encuentro del papa Benedicto XVI con 500 artistas en la capilla sixtina del Vaticano, manifiesta el gran aprecio que tiene la Iglesia católica por el arte e invita a los artistas de nuestra época a inspirarse en el “Autor de la Belleza” para que su artística no dure solamente un breve periodo de tiempo, sino pase a la posteridad. Muestra de ello, son las obras de Miguel Ángel, escultor, arquitecto y pintor italiano del renacimiento.
Cuando uno tiene la oportunidad de visitar el vaticano, o vivir en Roma por un periodo de tiempo, luego de mirar la cúpula de San Pedro, La Piedad, Moisés, las diferentes pinturas de la capilla sixtina - todas obras de Miguel Ángel - se pregunta ¿Quién inspiró al artista?. Uno admira no sólo la belleza presente en esas obras, sino también su fuente inspiradora. Pero ¿dónde está su fuente inspiradora? ¿Es posible que se encuentre sólo en la técnica del artista? ¿Es posible que se encuentre sólo en su inteligencia?. Como ya han pasado cuatro siglos de la muerte del grande Miguel ángel, es imposible obtener una respuesta suya; ¡sus obras!, ¡sí!, sus obras al mismo tiempo que suscitan la preguntan, manifiestan también la respuesta: LA BELLEZA. Si, para los católicos, la Belleza en plenitud y Dios se identifican. En este contexto transcribo literalmente las palabras del Papa Benedicto XVI dirigiéndose a los artistas en la capilla sixtina: “Es más, conmovedor, el mundo del espíritu, de lo invisible, de lo inefable, de Dios. En esto ustedes son maestros. Es vuestro oficio, vuestra misión; y vuestra arte es aquella de extraer del cielo del espíritu sus tesoros y revestirlos de palabra, de colores de formas, de accesibilidad”.
De lo dicho se percibe con claridad que el Papa Benedicto XVI, pastor supremo de la fe católica, quiere que los artistas escapen a la novedad del momento, escapen a la facilidad pasajera y generalizada de la “fama”. Esto vale no sólo para los artistas, vale también para mí y para ti. Esta invitación no causa daño a ninguno, al contrario, si lo practicamos tú y yo, aunque no lleguemos a ser un Miguel Ángel, tendremos la dicha de habernos empeñado en la búsqueda y consecución de la BELLEZA.

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