venerdì 20 novembre 2009

QUÈ COSA HAY DETRÁS DE LA PÍLDORA DEL DIA DESPUÉS?

En los días pasados el Tribunal Constitucional del Perú, prohibió al ministerio de salud la distribución gratuita de la píldora del día después, debido al efecto abortivo que tiene.

Llama fuertemente la atención como algunos periódicos del país refiriéndose a los efectos producidos por la píldora del día después, han titulado la noticia en sentido negativo “no se ha demostrado la inexistencia del efecto abortivo”, cuando era mucho más fácil decirlo en sentido positivo: “se ha demostrado la existencia del efecto abortivo”. Titulando la noticia en este modo, se percibe inmediatamente su efecto letal. Parecería que no se ha querido manifestar con claridad cuál es el verdadero y principal efecto de la RU 486.

No se trata solamente de una postura defendida por la Iglesia en persona del cardenal de Lima Juan Luis Cipriani, como dicen algunos. El Tribunal Constitucional especifica que “el derecho a la vida del concebido pueda ser gravemente menoscabado por el uso del indicado fármaco, de acuerdo con el artículo 2.1. de la Constitución vigente”.

Por tanto el Tribunal Constitucional no ha hecho nada de extraordinario, solamente está clarificando la aplicación de la Constitución, para que sea al servicio del ciudadano; no a la inversa. Sin embargo a causa de esta decisión, se ha podido notar un cambio de actitud en la prensa: trasladar el centro del debate – efecto abortivo de la RU 486- a la supuesta marginación de la mujer pobre.

Es así como llegamos al centro del verdadero problema. Money, señores!. Si! el verdadero interés que está detrás es económico!. Interés económico?. No, se trata de verdaderos intereses millonarios! de quienes fabrican y de quienes venden el letal fármaco. Así lo ha evidenciado el director de la Oficina para América Latina del Population Research Institute, Carlos Polo.

En realidad las mujeres que conocen bien las verdaderas consecuencias negativas del “producto”, estoy seguro en un 99%, que no lo consumen. Por tanto, la verdadera y propia causa es la ignorancia. La ignorancia causa la muerte, poco a poco, sin darse cuenta; lo peor es que se llega al punto de acusar a quien defiende. Con mucha razón, alguien dijo “se deja de odiar, cuando se deja de ignorar”.

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